El TAO es oscuro cuando fijas tus ojos en pequeños fragmentos de tu existencia.
(The TAO darkens when you focus on small fragments of your existence.)

Chuang-Tzu o Zhuangzhi (siglo IV a.C)

 
Fernando García Caro

En el año 2003 por motivos no muy claros decidí hacer un doctorado en economía. Mis posibilidades de éxito eran remotas dado que por entonces tenía un puesto directivo bastante absorbente en una empresa. Pasó lo previsto: no completé mi doctorado y también lo imprevisto: formé junto a dos compañeros un pequeño grupo que se reunía a cenar con regularidad para tratar de cualquier tema imaginable sin despreciar los inimaginables.

En esas reuniones en un restaurante de cocina oriental llamado TAO, entre sorbos de miso y lonchas de pato laqueado, tuve claro que la ciencia económica podía prescindir de mi contribución a su entramado de ideas y teorías sin comprometer su futuro. Pero investigar me atraía aunque me viese obligado a hacerlo de una manera poco reglamentaria. Por ello, en algún momento entre los años 2006 y 2007 comencé a explorar cuál podría ser la explicación de unas pocas experiencias personales que la ciencia seria desatiende para no perder el tiempo con naderías. Al comienzo de las investigaciones recibí la valiosa colaboración de mis amigos de los cursos de doctorado, pero los trabajos entraron en vía muerta porque no fuimos capaces de confirmar la hipótesis planteada: Dios existe y es [o está en] la conciencia de los hombres justos de esta Tierra, que sería reformulada mediante esta otra para facilitar su verificación empírica: Dios existe y es [o está en] las canciones populares de esta Tierra. No pudimos comprobar esta última hipótesis pero no me di por vencido y en algún momento decidí continuar por mi cuenta la investigación sin otro plan que escuchar atento lo inaudible. Los nuevos trabajos heredaron un elemento esencial de los anteriores: sus principales conclusiones debían ser verificables.

Tres libros muy desiguales excepto en su condición de worst seller recogen el examen realizado de las experiencias. Un problema serio de mis libros es que he destinado la mayor parte de las energías a explorar lo que me sucedió, mientras paso casi de puntillas sobre lo que pudo ocurrirle a una persona que juega un papel esencial en tales sucesos. De algún modo esta web y su blog serían un parche para arreglar un error manifiesto. De nada sirve decir en El secreto de El Viejo que casi todo lo que se ha escrito sobre Sandra no vale un céntimo si a continuación en vez de decir algo novedoso me pongo a teorizar.


 

El TAO es oscuro cuando fijas tus ojos en pequeños fragmentos de tu existencia.
(The TAO darkens when you focus on small fragments of your existence.)

Chuang-Tzu o Zhuangzhi (siglo IV a.C)

Fernando García Caro

En el año 2003 por motivos no muy claros decidí hacer un doctorado en economía. Mis posibilidades de éxito eran remotas dado que por entonces tenía un puesto directivo bastante absorbente en una empresa. Pasó lo previsto: no completé mi doctorado y también lo imprevisto: formé junto a dos compañeros un pequeño grupo que se reunía a cenar con regularidad para tratar de cualquier tema imaginable sin despreciar los inimaginables.

En esas reuniones en un restaurante de cocina oriental llamado TAO, entre sorbos de miso y lonchas de pato laqueado, tuve claro que la ciencia económica podía prescindir de mi contribución a su entramado de ideas y teorías sin comprometer su futuro. Pero investigar me atraía aunque me viese obligado a hacerlo de una manera poco reglamentaria. Por ello, en algún momento entre los años 2006 y 2007 comencé a explorar cuál podría ser la explicación de unas pocas experiencias personales que la ciencia seria desatiende para no perder el tiempo con naderías. Al comienzo de las investigaciones recibí la valiosa colaboración de mis amigos de los cursos de doctorado, pero los trabajos entraron en vía muerta porque no fuimos capaces de confirmar la hipótesis planteada: Dios existe y es [o está en] la conciencia de los hombres justos de esta Tierra, que sería reformulada mediante esta otra para facilitar su verificación empírica: Dios existe y es [o está en] las canciones populares de esta Tierra. No pudimos comprobar esta última hipótesis pero no me di por vencido y en algún momento decidí continuar por mi cuenta la investigación sin otro plan que escuchar atento lo inaudible. Los nuevos trabajos heredaron un elemento esencial de los anteriores: sus principales conclusiones debían ser verificables.

Tres libros muy desiguales excepto en su condición de worst seller recogen el examen realizado de las experiencias. Un problema serio de mis libros es que he destinado la mayor parte de las energías a explorar lo que me sucedió, mientras paso casi de puntillas sobre lo que pudo ocurrirle a una persona que juega un papel esencial en tales sucesos. De algún modo esta web y su blog serían un parche para arreglar un error manifiesto. De nada sirve decir en El secreto de El Viejo que casi todo lo que se ha escrito sobre Sandra no vale un céntimo si a continuación en vez de decir algo novedoso me pongo a teorizar.

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